Pachuca forma parte de uno de los centros mineros más importantes de México, y aunque la actividad productiva ha disminuido en las últimas décadas, cualquier mención de la ciudad está estrechamente relacionada con la minería. Sus angostas calles empinadas y su entorno árido, pero no por ello poco atractivos, nos remiten a los antiguos asentamientos mineros del México colonial, como Guanajuato, Zacatecas o Taxco.
La historia de Pachuca data del siglo XV, cuando fue fundada por un grupo mexica que la llamó Patlachiuhcan, que quiere decir “lugar estrecho”, en donde abundaban el oro y la plata. Durante los primeros años del virreinato la población se convirtió en un codiciado filón de riqueza para los españoles. A mediados del siglo XVI Pachuca conoció un primer auge minero, pero éste concluyó ante la dificultad de desaguar los subsuelos. A mediados del XVIII resurgió como un destacado centro comercial y social gracias al impulso que le dieran a la región dos personajes visionarios y emprendedores: Pedro Romero de Terreros, Conde de Regla, y José Alejandro Bustamante y Bustillos.
La ciudad de Pachuca no cuenta con edificaciones tan espectaculares como Guanajuato o Taxco debido a su cercanía a la ciudad de México, pues se dice que los mineros ricos del área preferían vivir en la gran ciudad; sin embargo, es una población interesante y acogedora gracias a la hospitalidad de sus habitantes. El convento de San Francisco, erigido a principios del siglo XVII, es una monumental construcción que posee valiosas obras de arte colonial. Actualmente gran parte del recinto está ocupado por la Fototeca del INAH y el Museo Fotográfico. El templo ostenta hermosos óleos de conocidos pintores del siglo XVIII, y en la capilla de La Luz se conservan, junto con un hermoso retablo, los restos del Conde de Regla. Otro templo importante es la parroquia de la Asunción, la más antigua de la ciudad, construida en 1553 y reformada varias veces.
A poca distancia de ella está el edificio de las Cajas Reales, con su aspecto de fortaleza, erigido en el siglo XVII para guardar el quinto real, o sea la quinta parte de la plata obtenida de los caudales personales para el rey de España. El Palacio de Gobierno, las Casas Coloradas (convento franciscano que hoy alberga al Palacio de Justicia) y la Casa de las Artesanías –donde se puede admirar y adquirir la variada artesanía de Hidalgo–bien valen una visita, al igual que el Museo de Minería, instalado en una señorial residencia del siglo XIX, y el monumento a Cristo Rey, que desde lo alto del cerro Santa Apolonia parece vigilar y proteger a la ciudad y a sus habitantes. Sin duda uno de los lugares de mayor interés de “la Bella Airosa” es la Plaza de la Independencia, en pleno centro de Pachuca, coronada por el monumental relojde 40 metros de altura construido con cantera blanca. Este espectacular reloj de tres cuerpos tiene cuatro carátulas y está ornamentado con figuras femeninas en mármol de Carrara que representan la Independencia, la Libertad, la Reforma y la Constitución. Cuentan que originalmente la torre del reloj iba a servir como quiosco, pero más tarde se decidió que fuera un reloj monumental, conforme a la moda de principios del siglo pasado. Su carillón austriaco, réplica del Big Ben de Londres, preside todos los acontecimientos de la ciudad desde el 15 de septiembre de 1910, cuando fue inaugurado con motivo del primer centenario de la Independencia de México.